domingo, 8 de mayo de 2011

RECOMENDACIONES PARA MEJORAR LA OBSERVACIÓN ESTELAR A OJO LIMPIO

Medellín Mayo 2011


RECOMENDACIONES PARA MEJORAR LA OBSERVACIÓN ESTELAR A OJO LIMPIO


Adaptación a la oscuridad


Cuando entramos a la oscuridad, viniendo de un ambiente iluminado, nosotros quedamos temporalmente ciegos hasta que nuestros ojos se adapten a la oscuridad. Se requieren algunos minutos para que nuestros ojos puedan ver estrellas de luz débil.

Se estima que si pasamos de una habitación iluminada a la oscuridad, nuestros ojos tardan unos 6 minutos para adaptarse a ésta.

Se estima que si recibimos las luces altas de un carro, la adaptación tarda unos 2 minutos.

Y cuando exponemos nuestra vista por un largo periodo, a la luz de una linterna o de antorchas, de nuevo requerimos entre 5 y 6 minutos para lograr una buena adaptación a la oscuridad.

Además, cuando un ojo que ya está adaptado a la oscuridad es expuesto a una luz, el ojo se recupera más rápido ante una corta exposición a una luz muy brillante, que a una larga exposición ante una luz opaca y tenue.






Figura 1

Visión de reojo (Averted visión)

Si utilizamos la visión de reojo, le permitimos al ojo ver objetos de luz muy débil, que de otra forma serían invisibles. Esto ocurre cuando no miramos directamente la estrella débil, sino con la esquina de nuestro ojo. Las células cono son las responsables de nuestra visión central capaz de captar detalles y colores, mientras que las células de bastones, ubicadas mas allá de los 20 grados del centro de la retina, son más sensibles a la luz tenue y a la oscuridad y permiten la visión nocturna sin detalles ni colores.

Si en la oscuridad, observamos a ojo limpio un cúmulo estelar o una nebulosa, notaremos como la visión de reojo hacen estos objetos más obvios, que cuando miramos a ellos directamente.

Perseverancia

Si estamos observando el cielo a ojo limpio, con binoculares o con un telescopio aficionado, la perseverancia nos permitirá descubrir muchas cosas, que de otra manera sería imposible. A veces toma mucho tiempo observar las lunas de Júpiter o descubrir un cometa o una supernova.

La linterna adecuada

Para ver en la oscuridad nuestros Atlas o datos previos, necesitaremos una luz que nos ayude, sin que perjudique la adaptación a la oscuridad que ya hemos alcanzado. Para que la linterna no nos enceguezca se recomienda cubrir la linterna con celofán rojo transparente, para volver más tenue la luz. Esto ayudará a mantener la sensibilidad de nuestros ojos. Si la luz es muy intensa, hay que colocar cinta pegante negra alrededor del borde de la linterna para fijar el celofán rojo.

Luces estelares intensas

Si estamos mirando el cielo, descubriremos que la luz de la Luna y de planetas como Júpiter, Venus o Marte, pueden ser molestas cuando observamos la parte del cielo cercana a estas fuentes de luz. Incluso una luz terrestre tenue, ubicada a más de 1 kilómetro, podría hacer difícil la observación de objetos tales como cúmulos estelares, cometas o estrellas de luz débil. Trabajando en el centro de un observatorio confortable se puede resolvern estos problemas, asegurándonos que la abertura apunte sólo a la oscuridad.

Los ojos envejecen

En la medida en que envejecemos, nuestros ojos se deterioran. Se sabe que los ojos no remplazan sus células y en vez de ello, nuevas células crecen en la raíz de las células viejas, por lo cual todo el sistema envejece permanentemente.

Nuestra lente se va nublando y reduce la transmisión de los rayos de luz débil.

Con el tiempo nuestros ojos ya no ven bien el color azul y después de los 50 años los azules son progresivamente más opacos y para los 60s los colores violetas son casi invisibles.

Nuestro iris se va arrugando y entonces ya no es sencilla la dilatación del ojo, tanto para abrir como para cerrar. Cuando estamos jóvenes nuestra pupila abre entre 7mm y 8mm, pero después de los 50 años, la dilatación no supera los 5mm, con lo cual los objetos que emiten luz débiles llegan a ser casi invisibles.

Por otra parte los músculos ópticos también se van envejeciendo y pierden su capacidad elástica, lo cual hace muy difícil cambiar de foco rápidamente. Esto aumente la dificultad para enfocar en la carta estelar o atlas ubicados a unos 30 cm e inmediatamente, enfocar estrellas lejanas en el infinito.

Finalmente, con el deterioro de los ojos por la edad, se aumenta la posibilidad de tener visión doble, picos y erupciones causadas por ráfagas de luz y las imperfecciones de la córnea, que cubre la superficie del ojo.

Qué tan oscura es la noche?

Una noche naturalmente oscura no es aquella en tono negro, como cree la gente. En una noche de Luna nueva, en un lugar oscuro, si colocamos nuestra mano en frente de nuestros ojos, apuntando a la oscuridad, podemos observar el contraste. La oscuridad no es realmente negra, sino de un azul muy oscuro, mientras que los árboles y el paisaje si son verdaderamente negros. Las nubes deben ser oscuras. Cuando las nubes son más claras que la noche, esto nos indica que hay una fuente de luz abajo, que impacta la nube.

La razón, por la que la noche no es negra, es por el efecto del brillo del aire. Al igual que la luz del Sol se refracta al entrar en la atmósfera en el día y nos permite ver ese color azul en el cielo, así los rayos cósmicos que en la noche, inciden en las capas superiores de la atmósfera, iluminan tenuemente las moléculas de aire, dando la sensación de ese color azul oscuro, que es lo normal en una noche oscura.

Se estima que en condiciones ideales de oscuridad normal, con una atmósfera limpia, el ojo humano puede observar estrellas hasta de magnitud 6.



Juan Fernando Sanin

Juanfernando.sanin@gmail.com

Nota.

Este blog fue tomado casi en su totalidad del libro:

THOMPSON D GREG. The Australian guide to Stargazing. Segunda edición. Editorial New Holand.

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